Se fue el verano agobiante, gracias a Dios; llega el otoño con la promesa de trabajo (que como pocas veces se nos ha negado) la crisis nacional se acentúa, Nati termina su sexenio estatal, llega Rodrigo Medina juventud y promesas por delante, y las lluvias de la temporada. Se guardó la alberca que tanto disfrutamos en la temporada de calor y empezaron los paseos que el sol no permitía, la mistad con Mere y Lidia mejora y se fortalece y las nostalgias de otros tiempos y ciudades se alejan.
De tus hermanos se más bien poco (se han des-comunicado), de tus abuelos, hemos hablado con tu abuelito Emiliano que te pichó tu pastel para fiestecita de mañana viernes en tu colegio, para la que mamá se está esmerando en preparar los taquitos y aguinaldos del caso, y de la que esperamos tus maestras nos tengan buenas fotografías. Y tu abuelita Carmen con la que hablamos de vez en vez y que dentro de su enfermedad se encuentra estable y te manda besos y bendiciones, de la abuelita Fransis, no hay noticia.
En fin que la vida sigue, papá y mamá te amamos profundamente y aunque no tenemos la fuerza y energía que requiere mi tragoncito precioso, ahí le vamos echando ganas para ayudarte a crecer, fuerte, sano e inteligente como hasta ahora con el el favor de Dios.